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lunes, 11 de septiembre de 2023

EL PRESIDENTE LOPEZ OBRADOR AL CHILE

 












El gobierno Chileno conmemoró desde ese país sudamericano, el   50 aniversario del Golpe de Estado de Chile, para lo cual se contó con la invitación y presencia del presidente izquierdista mexicano, Andrés Manuel López Obrador y su esposa, la escritora Beatriz Gutiérrez Müller, quien fue recibido   por su homólogo chileno en la puerta principal. El presidente Chileno Gabriel Boric le dijo al mexicano: “Quiero expresar en esta oportunidad mi saludos y gratitud al gobierno y al pueblo de México representados por su presidente Andrés Manuel López Obrador y su esposa Beatriz Gutiérrez Mueller, que nos honran con una visita inédita, que comentábamos recién en La Moneda, en la instancia oficial que tuvimos, pero hoy día acá en esta casa lo hacemos quizá en un espacio un poquito más íntimo, que cuando tuvimos la oportunidad de ir a México.Tuvimos un almuerzo largo, un almuerzo largo en donde conversamos de lo humano y lo divino. Y yo sabía que el presidente de México no era asiduo a los viajes que no fueran dentro de su territorio, porque también nos contó cómo había recorrido de punta a cabo todo el territorio mexicano hasta las colonias más chicas y, sin embargo, cuando lo invité a participar junto a Beatriz, que ya había estado acá, en la conmemoración de los 50 años no lo dudó ni un segundo.Y me contó, en ese momento nos contó, con Irina, el impacto que tuvo en él el momento en que se entera del sacrificio de Salvador Allende en su primer año como estudiante viniendo de Tabasco, si no me equivoco, en la Universidad Nacional Autónoma de México y el impacto que eso le provocó a toda su generación y que, por lo tanto, esa inspiración democrática de Allende bien valía un viaje a Chile para rendirle honores como corresponde. Es muy significativo que con esta conmemoración nuestros hermanos y hermanas mexicanas hayan decidido homenajear también con esta distinción o recuperar el homenaje con esta distinción al presidente Salvador Allende, a quien hoy día recordábamos en Morandé 80, en la exposición que hicimos de sus zapatos del día del 11 de septiembre de 1973 que va a estar a disposición durante el mes de septiembre, del caminar de un demócrata.Y quiero recalcar esto con mucha fuerza, porque hoy día hay revisionistas de la historia que pretenden cuestionar la calidad de demócrata del presidente Salvador Allende. Hoy día mismo en la mañana, un alto dirigente de uno de los partidos de derecha responsabilizaba a Salvador Allende del quiebre de la democracia. Y como presidente de Chile quiero decir con mucha fuerza que un demócrata hasta el minuto final como presidente Allende no es el responsable del quiebre de la democracia, esa responsabilidad recae en quienes azuzaron y en quienes materialmente ejecutaron el bombardeo al Palacio de La Moneda, a nuestras instituciones y desde ese mismo día e instante asesinaron, mataron y torturaron.Por decir esto hay quienes nos acusan de polarización, de instigar la polarización, como si fuera posible convertir a partir de una revisión histórica a las víctimas en victimarios. Y yo les digo que para eso no estamos disponibles porque, podrá haber mucha discusión respecto a los procesos políticos, a los errores, a las cosas que se debieron haber hecho diferentes, pero en democracia siempre hay alternativas a la violencia. Y ese día hubo quienes optaron por romper con la democracia, y no fue el presidente Salvador Allende, sino él la defendió hasta el final”. Por su parte el Presidente  Andrés Manuel López Obrador confesó que México estuvo hasta antes de su sexenio invadido por un poder presidencialista (y por ende su política exterior), y en su discurso que advirtió sería leído para no tener errores de emoción, señaló: “El prestigio de la política exterior de México lo heredamos del presidente Benito Juárez, se refrendó con el presidente Lázaro Cárdenas, sobre todo con la protección y el asilo a perseguidos del mundo, de diversas culturas e ideologías, a los españoles de la guerra civil y también a integrantes de la comunidad judía.Y esa política consecuente también se manifestó en importantes decisiones de los gobiernos posrevolucionarios que distinguieron a nuestro país en el concierto de las naciones, en especial por sus actos humanitarios y de solidaridad.Es un timbre de orgullo el que México haya sido el único país que votó en contra de la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos, la OEA. Y como lo estamos recordando ahora, en 1973 México, su pueblo, su gobierno, mostró con palabras y con hechos nuestro apoyo a los defensores de la democracia en Chile, víctimas de un golpe de Estado que causó la muerte del presidente Salvador Allende, estadista y ser humano excepcional.En esos tiempos funestos hubo también golpes de Estado en otros países latinoamericanos, y México abrió sus puertas a muchos perseguidos por las dictaduras de Bolivia, Uruguay y Argentina, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y otros países.En mis tiempos de estudiante tuve profesores de Chile, de Bolivia, de Haití, de Uruguay, de Argentina, exilados en México. Fue una época muy fecunda para las ciencias sociales, pero también muy dolorosa para América Latina, por el sufrimiento que provocó el totalitarismo a muchos pueblos de nuestra América.A la par, fue un tiempo de mucha reflexión y de análisis. En esos momentos, en esos tiempos, surgió nuestra convicción en favor de la transformación por la vía pacífica y electoral, con el ejemplo inigualable que nos legó el presidente Allende, de eso no debemos olvidarlo, él fue el que abrió el camino para llevar a cabo transformaciones por la vía pacífica, por la vía electoral.Desde entonces, y con todo respeto a los partidarios de la transformación por la vía armada promovida por una vanguardia del pueblo que se propone lograr en la estructura del poder, nosotros, siguiendo las enseñanzas del presidente Allende apostamos a que con la toma de consciencia de amplios sectores de la población es posible echar a andar y hacerle realidad la transformación que requieren los pueblos de manera pacífica, con menos sacrificios y posiblemente con mayor profundidad.A veces los objetivos no se obtienen o no perduran porque no se hacen acompañar de cambios de mentalidad en la población que permitan con su participación activa y consciente contrarrestar las desviaciones que se originan cuando los dirigentes de los procesos de transformación no actúan de manera congruente o se corrompen; en otras palabras, no tiene sentido llegar al poder si la gente va a seguir pensando igual.En nuestra experiencia la transformación ha sido posible porque la internalizó el pueblo, es producida por la gente, aplicada y defendida por el pueblo. Lo aquí expuesto, puede parecer inalcanzable, utópico, pero siempre debe de mantenerse la convicción de que es posible lograr este propósito de transformar una realidad de opresión, de injusticias, mediante la vía pacífica y electoral.Nuestro movimiento es un ejemplo de ello. En poco tiempo hemos avanzado mucho, hemos contribuido a cambiar la mentalidad de amplios sectores del pueblo de México, le llamamos revolución de las consciencias, y esto nos ha permitido poner al desnudo al régimen de corrupción y privilegios con sus formas de control y manipulación, y ahora es el pueblo de México el principal protagonista de la vida pública. Se acabó la simulación, no hay una oligarquía dominando con fachada de democracia.Y algo muy importante, que lo expresó recordando al presidente Allende, como un homenaje a él, decirle que hemos logrado en México reducir la pobreza y la desigualdad.En 2010, cuando gobernaba México un presidente espurio, conservador, la diferencia entre los ricos y los pobres era de 35 veces, tenían 35 veces más los ricos que los pobres; ahora, en la reciente encuesta del instituto de estadística de nuestro país, la diferencia es de sólo 15 veces. Todo esto lo hemos logrado combatiendo la corrupción, acabando con los privilegios y con un gobierno austero, y siempre atendiendo a los más necesitados, porque sostenemos que, por el bien de todos, primero los pobres.De modo que ustedes, amigas, amigos, que vivieron en el exilio en México son protagonistas principales de esta historia, de este proceso de transformación que se está viviendo en nuestro país.Recuerdo a mis maestros de Chile; recuerdo a mi maestro de la Facultad de Ciencias Políticas, Carlos Morales, a muchos más. Cómo olvidar que cuando trabajé de director del Instituto Nacional Indigenista en las comunidades chontales de Tabasco, 1977, 1982, me acompañó, entre otros, Héctor Luis Morales que no he podido dar con él, aunque me han dicho que vive en California, pionero en la defensa del medio ambiente.Y todavía no salgo de mi asombro cuando Jaime Suárez Bastidas, quien fue secretario del presidente Allende, en una de las largas pláticas que sostuvimos en la Ciudad de México me recordó, por primera vez, un chileno la frase del presidente Juárez, según la cual el triunfo de la reacción es moralmente imposible. Podría contar muchas anécdotas, pero quiero terminar de manera sencilla, sólo recordándole a la familia Allende que están en nuestro corazón, recordándoles a todos ustedes lo que ya saben y han vivido: que México, al igual que Chile, es su patria” Y concluyó con los gritos de ¡Que viva Chile!¡Que viva Salvador Allende!¡Y que viva México!, en una emotiva ceremonia.Más en www.somoselespectador.blogspot.com


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