El gobierno Chileno conmemoró desde ese país sudamericano, el 50 aniversario
del Golpe de Estado de Chile, para lo cual se contó con la invitación y
presencia del presidente izquierdista mexicano, Andrés Manuel López Obrador y
su esposa, la escritora Beatriz Gutiérrez Müller, quien fue recibido por su
homólogo chileno en la puerta principal. El presidente Chileno Gabriel Boric le
dijo al mexicano: “Quiero expresar en esta oportunidad mi saludos y gratitud al
gobierno y al pueblo de México representados por su presidente Andrés Manuel
López Obrador y su esposa Beatriz Gutiérrez Mueller, que nos honran con una
visita inédita, que comentábamos recién en La Moneda, en la instancia oficial
que tuvimos, pero hoy día acá en esta casa lo hacemos quizá en un espacio un
poquito más íntimo, que cuando tuvimos la oportunidad de ir a México.Tuvimos un
almuerzo largo, un almuerzo largo en donde conversamos de lo humano y lo
divino. Y yo sabía que el presidente de México no era asiduo a los viajes que
no fueran dentro de su territorio, porque también nos contó cómo había
recorrido de punta a cabo todo el territorio mexicano hasta las colonias más
chicas y, sin embargo, cuando lo invité a participar junto a Beatriz, que ya
había estado acá, en la conmemoración de los 50 años no lo dudó ni un segundo.Y
me contó, en ese momento nos contó, con Irina, el impacto que tuvo en él el
momento en que se entera del sacrificio de Salvador Allende en su primer año
como estudiante viniendo de Tabasco, si no me equivoco, en la Universidad
Nacional Autónoma de México y el impacto que eso le provocó a toda su
generación y que, por lo tanto, esa inspiración democrática de Allende bien
valía un viaje a Chile para rendirle honores como corresponde. Es muy
significativo que con esta conmemoración nuestros hermanos y hermanas mexicanas
hayan decidido homenajear también con esta distinción o recuperar el homenaje
con esta distinción al presidente Salvador Allende, a quien hoy día
recordábamos en Morandé 80, en la exposición que hicimos de sus zapatos del día
del 11 de septiembre de 1973 que va a estar a disposición durante el mes de
septiembre, del caminar de un demócrata.Y quiero recalcar esto con mucha
fuerza, porque hoy día hay revisionistas de la historia que pretenden
cuestionar la calidad de demócrata del presidente Salvador Allende. Hoy día
mismo en la mañana, un alto dirigente de uno de los partidos de derecha
responsabilizaba a Salvador Allende del quiebre de la democracia. Y como
presidente de Chile quiero decir con mucha fuerza que un demócrata hasta el
minuto final como presidente Allende no es el responsable del quiebre de la
democracia, esa responsabilidad recae en quienes azuzaron y en quienes
materialmente ejecutaron el bombardeo al Palacio de La Moneda, a nuestras
instituciones y desde ese mismo día e instante asesinaron, mataron y
torturaron.Por decir esto hay quienes nos acusan de polarización, de instigar
la polarización, como si fuera posible convertir a partir de una revisión
histórica a las víctimas en victimarios. Y yo les digo que para eso no estamos
disponibles porque, podrá haber mucha discusión respecto a los procesos
políticos, a los errores, a las cosas que se debieron haber hecho diferentes,
pero en democracia siempre hay alternativas a la violencia. Y ese día hubo
quienes optaron por romper con la democracia, y no fue el presidente Salvador
Allende, sino él la defendió hasta el final”. Por su parte el Presidente Andrés Manuel López Obrador confesó que
México estuvo hasta antes de su sexenio invadido por un poder presidencialista
(y por ende su política exterior), y en su discurso que advirtió sería leído
para no tener errores de emoción, señaló: “El prestigio de la política exterior
de México lo heredamos del presidente Benito Juárez, se refrendó con el
presidente Lázaro Cárdenas, sobre todo con la protección y el asilo a
perseguidos del mundo, de diversas culturas e ideologías, a los españoles de la
guerra civil y también a integrantes de la comunidad judía.Y esa política
consecuente también se manifestó en importantes decisiones de los gobiernos
posrevolucionarios que distinguieron a nuestro país en el concierto de las
naciones, en especial por sus actos humanitarios y de solidaridad.Es un timbre
de orgullo el que México haya sido el único país que votó en contra de la
expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos, la OEA. Y como lo
estamos recordando ahora, en 1973 México, su pueblo, su gobierno, mostró con
palabras y con hechos nuestro apoyo a los defensores de la democracia en Chile,
víctimas de un golpe de Estado que causó la muerte del presidente Salvador
Allende, estadista y ser humano excepcional.En esos tiempos funestos hubo
también golpes de Estado en otros países latinoamericanos, y México abrió sus
puertas a muchos perseguidos por las dictaduras de Bolivia, Uruguay y
Argentina, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y otros países.En mis tiempos de
estudiante tuve profesores de Chile, de Bolivia, de Haití, de Uruguay, de
Argentina, exilados en México. Fue una época muy fecunda para las ciencias
sociales, pero también muy dolorosa para América Latina, por el sufrimiento que
provocó el totalitarismo a muchos pueblos de nuestra América.A la par, fue un
tiempo de mucha reflexión y de análisis. En esos momentos, en esos tiempos,
surgió nuestra convicción en favor de la transformación por la vía pacífica y
electoral, con el ejemplo inigualable que nos legó el presidente Allende, de
eso no debemos olvidarlo, él fue el que abrió el camino para llevar a cabo
transformaciones por la vía pacífica, por la vía electoral.Desde entonces, y
con todo respeto a los partidarios de la transformación por la vía armada
promovida por una vanguardia del pueblo que se propone lograr en la estructura
del poder, nosotros, siguiendo las enseñanzas del presidente Allende apostamos
a que con la toma de consciencia de amplios sectores de la población es posible
echar a andar y hacerle realidad la transformación que requieren los pueblos de
manera pacífica, con menos sacrificios y posiblemente con mayor profundidad.A
veces los objetivos no se obtienen o no perduran porque no se hacen acompañar
de cambios de mentalidad en la población que permitan con su participación
activa y consciente contrarrestar las desviaciones que se originan cuando los
dirigentes de los procesos de transformación no actúan de manera congruente o
se corrompen; en otras palabras, no tiene sentido llegar al poder si la gente
va a seguir pensando igual.En nuestra experiencia la transformación ha sido
posible porque la internalizó el pueblo, es producida por la gente, aplicada y
defendida por el pueblo. Lo aquí expuesto, puede parecer inalcanzable, utópico,
pero siempre debe de mantenerse la convicción de que es posible lograr este
propósito de transformar una realidad de opresión, de injusticias, mediante la
vía pacífica y electoral.Nuestro movimiento es un ejemplo de ello. En poco
tiempo hemos avanzado mucho, hemos contribuido a cambiar la mentalidad de
amplios sectores del pueblo de México, le llamamos revolución de las
consciencias, y esto nos ha permitido poner al desnudo al régimen de corrupción
y privilegios con sus formas de control y manipulación, y ahora es el pueblo de
México el principal protagonista de la vida pública. Se acabó la simulación, no
hay una oligarquía dominando con fachada de democracia.Y algo muy importante,
que lo expresó recordando al presidente Allende, como un homenaje a él, decirle
que hemos logrado en México reducir la pobreza y la desigualdad.En 2010, cuando
gobernaba México un presidente espurio, conservador, la diferencia entre los ricos
y los pobres era de 35 veces, tenían 35 veces más los ricos que los pobres;
ahora, en la reciente encuesta del instituto de estadística de nuestro país, la
diferencia es de sólo 15 veces. Todo esto lo hemos logrado combatiendo la
corrupción, acabando con los privilegios y con un gobierno austero, y siempre
atendiendo a los más necesitados, porque sostenemos que, por el bien de todos,
primero los pobres.De modo que ustedes, amigas, amigos, que vivieron en el
exilio en México son protagonistas principales de esta historia, de este
proceso de transformación que se está viviendo en nuestro país.Recuerdo a mis
maestros de Chile; recuerdo a mi maestro de la Facultad de Ciencias Políticas,
Carlos Morales, a muchos más. Cómo olvidar que cuando trabajé de director del
Instituto Nacional Indigenista en las comunidades chontales de Tabasco, 1977,
1982, me acompañó, entre otros, Héctor Luis Morales que no he podido dar con
él, aunque me han dicho que vive en California, pionero en la defensa del medio
ambiente.Y todavía no salgo de mi asombro cuando Jaime Suárez Bastidas, quien
fue secretario del presidente Allende, en una de las largas pláticas que
sostuvimos en la Ciudad de México me recordó, por primera vez, un chileno la
frase del presidente Juárez, según la cual el triunfo de la reacción es
moralmente imposible. Podría contar muchas anécdotas, pero quiero terminar de
manera sencilla, sólo recordándole a la familia Allende que están en nuestro
corazón, recordándoles a todos ustedes lo que ya saben y han vivido: que
México, al igual que Chile, es su patria” Y concluyó con los gritos de ¡Que
viva Chile!¡Que viva Salvador Allende!¡Y que viva México!, en una emotiva
ceremonia.Más en www.somoselespectador.blogspot.com
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