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domingo, 2 de febrero de 2025

EL PODER AL VEINTICINCO POR CIENTO

 





















"Como dicen los gringos: In God we trust" ante lo que muchos llaman la llegada de un monstruo salvaje que es Donald Trump, aquel empresario que antes  de meterse de lleno a la política de su país, los medios le aplaudían así como las celebridades, y que tenía cautivos a miles de televidentes con las mejores transmisones de MISS UNIVERSO de la historia, en la que salió como ganadora la  más famosa de  las concursantes  de todos los tiempos que es Alicia Machado. Aquel personaje con la mejor personalidad televisiva se convirtió para muchos en el peor de los individuos  al plantear un programa de gobierno diferente a lo establecido por el imperio estadounidense, y que comenzó a llamar la atención de propios y extraños ante ideas descabelladas que al final nunca se pusieron en práctica, y que en su origen no fueron ideas propias de Trump, como la construcción de un Muro fronterizo entre México y  Estados Unidos que ya se  había planteado con "palitos y Bolitas" por el propio Joe Biden, en su historia como legislador. Lo mismo la idea de cambiar el nombre a áreas geográficas del continente como una estrategia de dominio comercial, que hoy vuelve a rescatar Trump  del baúl de los recuerdos,  pero también de un sistema fraccionado y progresivo que enmarca la estrategia política de los Estados Unidos que ha sido  exitosa, al grado de al final de cuentas,  convertirlo en un Imperio cuyo único punto de debilidad ante otros países como México, es su falta de riqueza cultural que suple con la imposición de sus modas y el uso de su lenguaje ante  un alto número de población manipulable en el mundo, amantes de los deportes estadounidenses -que se etiquetan de ser  mundiales cuando son locales- y de las cintas de Hollywood. Ni el ratón Miguelito conocido como Mickey Mouse ni las sabrosas hamburguesas  popularizadas  como burgers, han sido suficientes  para que Estados Unidos  tuviera un  resultado de peso suficiente para  ser organizador único del próximo Mundial de Fútbol en que se ha requerido a México y con ese pretexto, también a Canadá para la organización del evento,  ni se ha logrado desarraigar ritmos musicales apegados a los mexicanos aunque prácticamente estén expulsados de su radio nacional, como   tampoco ha exterminado los puestos callejeros de tacos de suadero que consumen hasta aquellos mexicanos aspiracionistas y admiradores de EU y  que  tienen parientes que han determinado jugarse la vida o vivir en la ilegalidad con tal de adoptar otro modo de vida que les brinda el territorio que está del otro lado del río conocido como Río  Bravo en México y como Río Grande en Estados Unidos. El neoyorquino Donald John Trump lejos de inventar perestroikas o sistemas satelitales  de vigilancia para supuestamente proteger a los terrícolas de los extraterrestres, realiza  un plan que favorece  a sus intereses con las herramientas que tiene en casa, lo que sí es legítimo, y hasta el momento sin entrometerse de manera directa  en las contiendas electorales de otros países, razón por la cual los gobiernos de izquierda se han iluminado en nuestro continente americano salvo en los casos de Argentina, Paraguay, Uruguay y Ecuador, así como las acciones antineoliberalistas   que se han  venido presentando y notado en los gobiernos de México, Canadá  y en  parte en el gobierno del propio Trump en su primer mandato presidencial, aunque nazcan  de  un plan económico estratégico que nos recuerda que los gobiernos  a diferencia de los pobladores, no tienen amigos sino intereses.  Más en www.somoselespectador.blogspot.com


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